¿Cuáles son los productos más sensibles a este problema?
Los vidrios de gran superficie, los laminados, los parasoles, y los vidrios de capas, por su naturaleza absorben más calor y son más propensos a fisuras por choques térmicos.
Por otro lado, los vidrios estructurales o sometidos a mayores esfuerzos por las prestaciones mecánicas que se les exige también son más propensos a sufrir fisuras debidas a concentraciones de tensiones.
Los vidrios que formen parte de correderas, escaparates, fachadas, los que se sitúen cerca de fuentes de calor y en general, cualquiera que sufra cambios notables de temperatura son especialmente sensibles de sufrir roturas o fisuras.
Por otra parte, los vidrios almacenados a la intemperie antes de su colocación pueden llegar a acumular mucha temperatura debido a que la radiación solar no se disipa, por lo que el riesgo de rotura es máximo.